A este respecto, otra hipótesis propone que la ciudad recibe su nombre del vocablo Cocambala. La crónica de Jerónimo de Vivar, compañero del conquistador Pedro de Valdivia, relata que este sería el vocablo con que los aborígenes se referían a esa zona. Cocambala sería una interpretación aproximada del vocablo aborigen al alfabeto español. Este vocablo puede corresponder a la unión de varias palabras en mapudungun: ko, ‘agua’; kam, ‘lejos’; y bala, ‘pájaro acuático’, lo que significaría «agua lejana con patos», o más breve, «posa con patos». Cerca de la actual ciudad existe un lugar conocido como Posa de los Patos, zona pantanosa que hace uno 500 años atrás o más, sirvió como un lugar obligado de descanso a los ejércitos incaicos en su avance hacia el sur de Chile, y posteriormente fue usado por los conquistadores Diego de Almagro y Pedro de Valdivia en el siglo XVI.
La zona estuvo habitada desde hace unos 5.000 años por pueblos originarios como los Molles y Diaguitas, los que encontraron los conquistadores españoles en el siglo XVI. A partir de ahí, la zona comenzó a poblarse con españoles y mestizos durante el siglo XVII. La Iglesia católica, preocupada por la ausencia de parroquias en la zona, encomendó al obispo Manuel de Alday visitar la zona. Se funda así una parroquia en el año 1757, creando de esta manera el curato de Combarbalá. Esto constituyó el primer paso para fundar una ciudad, lo que finalmente ocurrió el 30 de noviembre de 1789. La fundación estuvo a cargo del Capitán Juan Ignacio Flores, criollo y mayordomo de la Iglesia por encargo directo del Virrey del Perú, Don Ambrosio O’Higgins. La fundación fue regularizada conforme a decreto, bajo el nombre de Villa San Francisco de Borja de Combarbalá.
QUE LUGARES VISITAR EN COMBARBALÁ:
Observatorio Astronómico Cruz del Sur Combarbalá
Cuatro cúpulas de observación dispuestas de igual modo que la más emblemática constelación del hemisferio austral, son la base del complejo astroturístico más grande de Sudamérica: El Observatorio Cruz del Sur de Combarbalá.
Este diseño arquitectónico constituye en sí mismo una gran innovación, pues la idea es acercar el cielo a la tierra a través de la particular distribución de los domos.
El proyecto impulsado en la IV región por la Ilustre Municipalidad de Combarbalá y el Planetario de la Universidad de Santiago de Chile, fue financiado por el Consejo Regional de Coquimbo, que a principios del año 2005 destinó la suma de 246 millones de pesos para la construcción e implementación de este centro astronómico.
Cruz del Sur se emplaza en el Cerro El Peralito, a 3,5 kilómetros de la plaza principal de Combarbalá. Su objetivo es difundir la pasión por la astronomía y promover en la comunidad el valor del cielo como patrimonio natural.
Como consecuencia de este esfuerzo técnico y humano, Combarbalá podrá situarse como un nuevo foco turístico para visitantes nacionales y extranjeros que deseen sumar razones para identificar a Coquimbo, como la «Región estrella».
Artesanía
El trabajo de los artesanos ha hecho que, tras siglos de labor, la artesanía local, basada en el trabajo de la piedra Combarbalita (piedra ornamental semipreciosa que fue declarada piedra nacional en 1993,3 reemplazando al lapislázuli4), llegue a formar parte de la historia, las tradiciones y la cultura chilena.
Los trabajos en combarbalita están directamente relacionados a la historia de la ciudad de Combarbalá. Escasos y sin técnica en un comienzo, hoy los artesanos son profesionales del rubro y se perfeccionan constantemente, sin perder la tradición asociada a esta artesanía, logrando transformar la roca en una variedad de formas, permitiendo lucir desde representaciones de antiguos trapiches de los lavaderos de oro, hasta la imagen de iglesias del país.
Petroglifos
Combarbalá es una de las principales poseedoras de testimonios de las antiguas civilizaciones que poblaron el valle del río Limarí.
Al interior de Ramadilla, en el sector de Pama, y en otros lugares, existen gran cantidad y variedad de petroglifos. Destacan, en especial, el Rincón de las Chilcas, al interior de Cogotí, donde se ubica el mayor número de vestigios dejados en roca por los indígenas durante el periodo precolombino.
Embalse Cogotí
En 1940, la zona se vio beneficiada con una gran obra de ingeniería. En esa época, se construyó un embalse con capacidad para almacenar 150 millones de m³ de agua, lo que creó un nuevo elemento de atractivo turístico en la zona.
El embalse Cogotí, llamado así producto de que recibe las aguas del río Cogotí, junto a las de los ríos Pama y Combarbalá, es un tranque de tranquilas aguas en que el visitante puede nadar plácidamente e incluso acampar a los pies de los cerros que lo rodean. Por la calma de sus aguas, y la agradable brisa que sopla en el lugar, es posible realizar en él deportes náuticos como el windsurf u otros.
El embalse, ubicado entre Combarbalá y La Ligua de Cogotí, además cumple a cabalidad con su función original de llevar las aguas a más de 30 km, extendiéndolas hasta la comuna de Ovalle y regando el sector de Los Llanos de Cogotí e incluso algunas tierras agrícolas de Punitaqui.
El Clásico
Cuando el verano comienza a despedirse, Combarbalá se prepara para vivir la gran fiesta del verano: El Clásico.
En febrero de cada año, los Clubes Sociales y Deportivos «Los Loros» y «Unión Juvenil» disputan el título del mejor de la ciudad. Durante semanas, gran parte de los habitantes se dividen entre «Loros» y «Juveniles», enfrentándose en entretenidas actividades deportivas y culturales, como una obra teatral y una muestra de cheerleader. Este, finalmente, se decide tras un emocionante encuentro de Básquetbol hasta altas horas de la madrugada.
La Isla y el fervor religioso de la Virgen de la Piedra
El primer domingo de mayo se celebra la tradicional fiesta religiosa de la Virgen de la Piedra, en la localidad de La Isla. Este pueblo, situado a 22 km de Combarbalá, recibe a miles de fieles que, demostrando una gran devoción, llegan a pagar las mandas ofrecidas a la imagen, así como a renovar sus peticiones a su patrona.